La pieza a rectificar es apoyada sobre el canto biselado de una pletina colocada horizontalmente entre dos discos, ruedas o cilindros con sus respectivos ejes paralelos a la pletina. Uno de los discos o rodillos es de un material plástico o de goma endurecida para facilitar el contacto y el arrastre de la pieza. Este disco gira accionado por un motor eléctrico y confiere a la pieza un movimiento giratorio igual a su velocidad radial. El segundo disco es él del rectificado o muela cuya velocidad radial se sitúa entorno a los 30 m/s, mucho mayor que la del rodillo de arrastre y en consecuencia de la pieza a rectificar.
El plano de los ejes de rodillo o rueda de arrastre, también llamada reguladora, está situado algo desplazado respecto al eje de la pieza cuando ésta descansa sobre la pletina. Esta configuración evita que un ligero resalte en la redondez en contacto con la rueda de arrastre provoque mayor arranque de material por la muela en su lado contrario.
La ausencia de puntos de fijación facilita enormemente la colocación de las piezas en la máquina evitando asimismo fallos en el centrado ya que este tiene lugar automáticamente por los tres puntos de contacto de la sección cilíndrica de la pieza entre pletina, rueda de arrastre y muela. Esta particularidad permite asimismo un alto grado de automatización en la alimentación y en el proceso de rectificado, especialmente en la fabricación en serie de grandes cantidades de piezas pequeñas.